Scott Scheidly, ironía en rosa
Scott Scheidly, iconoclastia en rosa
Nativo de Ohio, Scott Scheidly, estudió en el Instituto de Arte de Pittsburgh egresando en 1990, después de lo cual se mudó a Florida, donde comenzó a trabajar como artista freelance. De hecho, según su propio recuento, nunca ha tenido otro trabajo que el de artista ‘Una vez me disfracé de pirata para Halloween, pero aparte de eso siempre he sido un artista freelance. La verdad es que nunca he tenido un trabajo real. ¿Es freelance un trabajo real?’ Comenta acerca de su carrera laboral.
La verdad es que los 20 años ejerciendo de surrealista pop autónomo han dado para mucho, y casi desde el principio de su carrera comenzó exhibiendo en exposiciones colectivas celebradas en galerías míticas del circuito lowbrow como La Luz de Jesus, Excellent Virtu, Shooting Gallery, Uberbot, DVA Gallery, M Modern, Hashimoto Contemporary, Beinart Gallery, o Last Rites Gallery, entre otros. Durante la etapa inicial de su trayectoria artística su temática y estilo visual oscilaban fuertemente hacia la estética Tiki, y el mundo de la cultura popular, utilizando un imaginario que recuerda en ciertos aspectos la obra de Mark Ryden, Jason Limón, Gary Baseman, Femke Hiemstra, Tod Schorr, Victor Castillo, o Mab Graves, entre otros.
Sin embargo su gran éxito llegó en 2011 con la primera colección de su serie Pink, un conjunto de retratos de figuras poderosas (en su práctica totalidad masculinas), ejecutadas en un estilo clásico, pero utilizando una gama cromática protagonizada por los tonos rosas y lilas. El resultado tuvo tal éxito que Scheidly sigue incorporando obra nueva en la colección aún a día de hoy, a pesar de que también ha comenzado a explorar un nuevo tipo de retrato, más en la vena de un surrealismo pop más maduro y con una base realista de la que su obra temprana carecía.
Los retratos de la serie Pink consiguen un efecto muy interesante utilizando un recurso en principio relativamente simple, sus personajes, entre los que hay abundancia de dictadores, políticos de dudosa reputación, y figuras poderosas de la esfera pública, son despojados de todo su gravitas con un simple reemplazo cromático y una alteración bastante humorística de sus atuendos.
Los cuadros funcionan pues, como un interesante comentario sobre las convenciones culturales que tenemos sobre el color, y también como una desenfada crítica al poder desde el ridículo ‘En pocas palabras, la idea era (explorar) cómo el color y la simbología pueden cambiar la percepción al emascular a individuos poderosos, malvados o simplemente molones. Creo que la idea ha sido probada por la cantidad de sitios web que hablan de las “pinturas gay” de Scott Scheidly. Las pinturas nunca tuvieron la intención de ser gay, sino la intención de mostrar el poder del color y, realmente, solo hacer que la gente se ría.’ Ha declarado el artista respecto a su exitosa serie.
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